Lunes XXIX del Tiempo Ordinario

 

La vida de uno no está asegurada por sus bienes
Lc 12, 13-21

Eres uno con Dios porque le amas.
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria;
eres uno con Dios porque le amas!

Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,

y un día el corazón te dijo, trémulo:
«aquí está», y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.

No podrían separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.

En el placer has de mirar su rostro,
en el dolor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.

«¡Dios!» dirás en los besos,
dirás «Dios» en los cantos,
dirás «¡Dios!» en los ayes.

Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de Él puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios, porque le amas.

Amado Nervo, 1870-1919



Comentarios

Entradas populares de este blog

Música para el domingo de Pentecostés

Jueves santo

Cristianos en Zaragoza