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Primavera...

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  Idilio Federico García Lorca, 1898-1936 Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos señalan mil caminitos. Nunca te diré, amor mío, por qué corre lento el río. Pero pondré en mi voz estancada el cielo ceniza de tu mirada. ¡Dame vueltas, morenita! Ten cuidado con mis hojitas. Dame más vueltas alrededor, jugando a la noria del amor. ¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera, el secreto de la primavera. Conozcamos, corramos tras el conocimiento de Yahvé: su salida es cierta como la aurora; vendrá a nosotros como la lluvia temprana, como la lluvia de primavera que riega la tierra Os 6, 3

Jueves II de Cuaresma

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  Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado Lc 16, 19-31 De los caminos del odio, de la violencia y de la injusticia, líbrame, Señor. De los caminos de la envidia, de la mentira, del favoritismo, líbrame, Señor.  De los caminos de la tristeza, del miedo y de la indiferencia, líbrame, Señor. De los caminos del derroche consumista, de la superficialidad, de la vanidad, líbrame, Señor. 

19 de marzo. José, esposo de María

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  - El sueño de San José (1772) de Francisco de Goya - Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado. Mt 1, 16. 18-21. 24a Dios nuestro Padre,  alabado seas por todos los padres que supieron ser transparencia de tu amor. Te pido por los padres jóvenes: ayúdalos a abrazar esta vocación y a armonizar tr...

Crecer juntos

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  La fe viene de la predicación, y la predicación, por la palabra de Cristo Rom 10, 17 Las Comunidades que conforman la  CAFA  han aceptado la solicitud de Radio Anglicana, como iglesia colaboradora, para dirigir y producir en el programa  Crecer juntos . Lo podéis escuchar hoy a las 10,00h y 19,00h en Radio Anglicana.  En tu ordenador:  www.radioanglicana.es Descarga e instala la App pinchando el enlace correspondiente: Para  Android Para  IPhone Y en su canal de  YouTube Esperamos que os guste y ayude. TODO ES GRACIA

Martes II de Cuaresma

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  Ellos dicen, pero no hacen Mt 23, 1-12 Hay seres humanos para quienes causar dolor y sufrimiento, de muchas maneras y en muchos ambientes, realidades y lugares diferentes, es lo habitual, la norma de su vida, su razón, de ser. Tú no permites eso, no lo quieres, y yo no podría creer en un dios que lo consintiera. Entonces, ¿por qué pasa? Sé que puedes decir que nos hiciste libres - el famoso libre albedrio - pero algunos no saben usar esa libertad y así, el hombre puede llegar a ser un lobo para otro hombre. Sin embrago, también, por esa libertad que nos diste, hay personas capaces de dar lo mejor de sí mismas y, en definitiva, ser sacramento de ti para otros hombres. ¡Qué diferente manera de utilizar la libertad! Mª Cristina Inogés Sanz A mi hermana en la Fe, Cristina; en el día de su cumpleaños. 

Lunes II de Cuaresma

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  Perdonad, y seréis perdonados Lc 6, 36-38 Cuando el ajetreo de mi vida me distrae de ti, misericordia, Señor. Cuando mis pequeños intereses se sobreponen al Evangelio, misericordia, Señor. Cuando pospongo constantemente mi oración, misericordia, Señor. Cuando pongo escusas para no cambiar; misericordia, Señor. Cuando aumento el ruido en mi vida para no escuchar los gritos de los pobres, misericordia, Señor.

Domingo II de Cuaresma

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  Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió Lc 9, 28b-36 Dios Santo, aquí estoy en la montaña donde quieres encontrarte conmigo. Llego aquí con el corazón apesadumbrado: preocupaciones, arrepentimientos, cansancios,  enfermedad, los dolores de todos mis hermanos oprimidos por la guerra y por la injusticia. Vengo a ti en la esperanza de quedar fascinado por tu luz, elevado por tu presencia, purificado por tu ternura. Feliz domingo