Miércoles X del Tiempo Ordinario

 

No he venido a abolir, sino a dar plenitud
Mt 5, 17-19

Quiero buscarte siempre, sin descanso,
desde que sale el sol por el oriente,
desde que mi alma vive sin remanso.
Hierve mi corazón como mi frente,
bulle mi ser entero preguntando
algo que no se ve, pero se siente.
Paso mi vida toda deseando,
andando este camino lentamente,
sufriendo entre tinieblas, contemplando
un resquicio de luz, que humildemente
se coloca a mis pies: eres Tú mismo,
que me guías con fuerza suavemente.
Ya no importa dolor, muerte ni abismo...
Y yo al fin, regresando hacia mi adentro,
te encuentro en lo más hondo de mí mismo.

Elvira Sánchez del Valle



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