Domingo XIII del Tiempo Ordinario
Contigo hablo, niña, levántate
Mc 5, 21-43
A veces, Señor, se oye en nuestro mundo, con demasiada frecuencia, el ruido de las bombas, y me cuesta creer.
A veces, Señor, son demasiados los niños esclavizados con todo tipo de cadenas, y me cuesta creer.
A veces, Señor, son muchas las mujeres explotadas por una sociedad injusta, y me cuesta creer.
Por eso te pido que aumentes mi poca fe para comprender así que me has dado las manos para que surjan palomas de la paz, y la boca para gritar y los pies para caminar en tu nombre hacia la casa de los que nadie quiere.
Feliz domingo
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