Viernes XII del Tiempo Ordinario
Si quieres puedes limpiarme
Mc 8, 1-4
Estar contigo, Señor, con las cosas y los hechos del diario trajín, con los que parten sin saber adónde van, con la vida de todo lo que a mi lado se mueve, con la confianza ciega en un porvenir.
Estar contigo, Señor, porque eres el que siempre está conmigo, porque siento que me esperas y me buscas, porque todo puede ser de otra manera, porque en tu palabra se dibujan mis caminos.
Estar contigo, Señor, aunque el entorno solo hable de tu ausencia, aunque la calma nunca llegue tras el golpe, aunque la fatiga se infiltre en mis músculos, aunque viva lejos de lo que sueño y espero.
Estar contigo, Señor, para escuchar más diáfano al corazón, para serenarme y poder así serenar, para aprender a hablar sin vaguedades, para tomar el amor y llevarlo por el mundo.
Seve Lázaro
A mi hermano en el ministerio, José Antonio, ICR;
en el XV aniversario de su ordenación presbiteral.
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