Sábado I de Adviento

 

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas
Mt 9, 35 - 10, 1. 5a. 6-8

El espíritu de Nicea nos convoca a reflexionar sobre la unidad que nos ofrece el Bautismo y la fe en el Dios trino. Reconocemos como hermanos nuestros en Jesucristo a los hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas y ortodoxas orientales y de las Comunidades eclesiales nacidas de la Reforma. Todos juntos nos redescubrimos como la única y universal Comunidad de los discípulos de Cristo en todo el mundo. 
Que el recuerdo de Nicea nos inspire a custodiar la unidad y a seguir buscando, con alegría y esperanza, la comunión plena y visible entre todos los cristianos, para que el mundo crea.

Carlos Manuel Escribano Subías





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