II Domingo de Adviento

 

Por aquellos días se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos». Éste es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: ‘Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas’. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: ‘Tenemos por padre a Abraham’; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga».
Mt 3, 1-2

El evangelio nos presenta a Juan el Bautista como la voz que clama en el desierto.
Su mensaje es directo: “Convertíos, porque el Reino de los cielos está cerca.”
No es una amenaza, sino un aviso que nos indica que, si Dios viene, algo en nosotros tiene que cambiar: nuestras actitudes, nuestras preferencias, nuestra manera de relacionarnos con los demás. A eso se refiere cuando habla de “allanar sus senderos”: curar resentimientos, dejar la indiferencia, y revisar interiormente todo aquello que nos aleja de Dios o de los demás.
En este segundo domingo de Adviento, pidamos al Señor que este tiempo de espera no sea solo un tiempo que precede a las fiestas, los regalos de Papá Noel, los turrones y “las muñecas de Famosa que se dirigen al portal”, sino que sea un tiempo de verdadera renovación interior, para que cuando Él llegue (no sólo en Navidad, sino cada día) encuentre en nosotros un corazón dispuesto para la justicia, la fraternidad y la paz. 

P. Marco A. Antón O.S.S.A.



Feliz domingo de Adviento



Comentarios

  1. Un placer y un honor el que hayáis acogido parte de mi homilía de la Misa de hoy. Agradecido

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