Música en el día de su patrona
Para este día te traigo un Oratorio sagrado “Passio Caeciliae” compuesto en 2013 por mi compositor contemporáneo favorito: Marco Frisina.
El antiguo texto de la "Passio Caeciliae" relata un relato legendario del martirio de Cecilia, hija de una noble familia romana, martirizada, según la tradición, a finales del siglo II, en su propia casa. Elementos históricos y legendarios se entrelazan para crear una historia impactante en la que la virginidad e inocencia de Cecilia, combinadas con su fe y amor por los pobres, cautivan el corazón de su esposo, Valeriano, quien, a través de Cecilia, aprende la fe cristiana, es bautizado y acepta la virginidad y el martirio. Cecilia es una criatura de luz y amor, una impresionante obra maestra de inocencia y juventud que exuda la fragancia del cielo. Su martirio es terrible, pero es su más hermoso canto de amor a Cristo.
La Cantata Sagrada se desarrolla en nueve escenas que describen el viaje de Cecilia a través de la sucesión de sus acontecimientos terrenales y místicos, tal como se narran en la antigua «Passio Caeciliae». Tras la introducción «Cantantibus organis », la antigua antífona de las Vísperas para la fiesta de la mártir, que canta las nupcias místicas de Cecilia, la siguiente escena, «La Boda», relata el episodio de la boda terrenal de Cecilia con Valeriano. La joven revela a su esposo su extraordinaria vocación al amor total por Cristo y la visita diaria de un ángel misterioso. A continuación, un pasaje coral, el Salmo 45, un impresionante epitalamio real que narra la boda del rey de Israel con la joven reina de una tierra lejana. Aquí se convierte casi en una serenata ofrecida por el ángel a la joven Cecilia. La cuarta escena narra el bautismo del joven Valeriano, convertido a Cristo por las palabras y la inocencia de Cecilia. Solo después de su bautismo, Valeriano podrá ver al Ángel con sus alas luminosas. Pero entonces una furiosa persecución sacude a los cristianos de Roma y se abate sobre Valeriano y Cecilia. El joven y su hermano son asesinados, mientras Cecilia exhorta a los mártires a completar su último viaje con fe, instándolos: «Eia milites Christi» , «Ánimo, soldados de Cristo». A continuación, sigue el martirio de Cecilia, quien, tras los tres golpes de espada, no muere, permaneciendo durante tres días entre la vida y la muerte. «Lux in tenebris lucet» ; su luz brilla en la oscuridad mientras la joven canta su amor con su muerte. La cantata concluye con una tierna «berceuse»: Cecilia muere cantando su amor a Cristo y se duerme en él, tal como Stefano Maderno la representó en el famoso mármol conservado en la Basílica de Santa Cecilia en Roma (ver foto arriba), que la retrata tal como apareció en 1599 cuando su cuerpo fue reconocido. Este canto de amor se eleva por el mundo, vivo y palpitante en todas las criaturas, que se dejan iluminar por la belleza del Amor.
y a mi hermano en la Fe, Gregorio Juan Francisco,
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