Lunes XXV del Tiempo Ordinario

 

La lampara se pone en el candelero para que los que entren vean la luz
Lc 8, 16-18

    Desde los primeros tiempos de los apóstoles en Jerusalén, después de Pentecostés hasta hoy, ha habido distintos modos de entender las cosas, y han sido necesarias búsquedas, diálogos, y en ocasiones afrontar conflictos. 
    En la Iglesia conviven tradición y novedad, ha de haber fidelidad creativa y ha de haber un dialogo constante con la ciencia, con la cultura, con la aparición de nuevas situaciones y la comprensión diferente de muchas cuestiones, que se van leyendo de maneras nuevas.
    Ser parte de la Iglesia no es ser un defensor del inmovilismo, como tampoco es ser un defensor de la novedad constante.
    Es ser defensor de la buena noticia que está al servicio de la creación. De la ley para la persona y no la persona para la ley.





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