Domingo XXVI del Tiempo Ordinario
Recibiste bienes, y Lázaro males:
ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado
Lc 16, 19-31
Los refugiados son un signo visible de la amplia injusticia global y de las violaciones de los derechos humanos.
Por esta razón, debemos luchar para recuperar el equilibrio, poniendo siempre en cuestión las actitudes y estructuras vigentes, en especial las que discriminan a los pobres y oprimidos.
Cualquier intento de describir una espiritualidad compartida con los refugiados sería incompleta, si no hiciéramos referencia a la rica tradición de las Escrituras sobre el exilio.
En la Biblia, la nación elegida de Dios quiso seguirle mientras se enfrentaba al desierto en busca de la Tierra Prometida.
Peter Hans Kolvenbach, SJ, 1928-2016
Feliz domingo
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