Sábado III de Cuaresma
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no
Lc 18, 9-14
Vuelvo a ti
en la esperanza cierta de encontrar en ti
curación para mi corazón herido,
luz que ahuyenta mis miedos,
paz que calma mi ansiedad.
Vuelvo a ti, Dios de amor,
en el deseo de ver tu rostro
y de ser mirado
por tus ojos tiernos.
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