Domingo VI del Tiempo Ordinario
Bienaventurados los pobres. Ay de vosotros, los ricos
Lc 6, 17. 20-26
Estamos destinados a amar al Señor y debemos hacer el bien, el mayor bien posible. Nuestra vida vale en cuanto es activa por nosotros y por los demás. Creciendo el amor crece la capacidad de empeñarse y crece también el trabajo: es un proceso continuo y no parece tener fin.
san José Allamano, 1851-1926
Feliz domingo
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