Miércoles XXXI del Tiempo Ordinario
Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío
Lc 14, 25-33
Agradezco los amigos, aquellos y aquellas que, dondequiera que estén, los sentimos profundamente a nuestro lado: seguros, benévolos, exigentes, cómplices de recuerdos y de proyectos, compartiendo con nosotros inquietudes, aficiones, lutos y también confidencias felices, también esperanzas, viajes en el mundo y dentro de nosotros, futuros, sonrisas.
Los amigos son aquellos junto a los cuales podemos permanecer en silencio, siendo eso una forma extraordinaria de comunión.
Ellos dan testimonio de que la única cosa verdaderamente esencial es "ser".
Dios, amigo de los hombres, ayúdanos a encontrar, reforzar o restablecer la vía de la amistad, como uno de los caminos para alcanzar tu corazón.
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