Jueves XXX del Tiempo Ordinario
¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados.
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas,
y no habéis querido!
Lc 13, 31-35
No me ilumina nada,
no veo nada,
no siento nada,
no adivino nada,
sino lo que sientes Tú.
No pido nada,
no quiero nada,
no deseo nada,
no anhelo nada,
sino lo que anhelas Tú.
Eugenio D'Ors, 1881-1954
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