Domingo XXIX del Tiempo Ordinario
El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor
Mc 10, 35-45
Si supiéramos contemplar la vida con los ojos de Dios, veríamos que en el mundo no hay nada que no sea religioso, que todo tiene su misión en la construcción del Reino de Dios.
Si hubiésemos dejado a Cristo entrar hasta el fondo de nuestro ser, si hubiésemos purificado suficientemente nuestra mirada, el Mundo dejaría de ser un obstáculo para nosotros.
Sería, más bien, una exigencia continua de trabajar para el Padre, a fin de que por mediación de Cristo, su reino se realice en la tierra lo mismo que en el cielo.
Es preciso, pues, pedir a Dios la fe necesaria para saber vivir con los ojos cristianamente abiertos.
Michel Quoist, 1921-1997
Feliz domingo
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