Martes XXV del Tiempo Ordinario

 

Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Lc 8, 19-21

Padre Dios, amanezco de nuevo en tu mundo, que es también mi mundo. Con frecuencia te busco.
Porque deseo saludarte y que me saludes tú a mí también. Que nos veamos como amigos. Pero no siempre me atrevo.
Otras veces sí sueles mostrarte cercano, ¿cómo me ves entonces...?
Yo deseo estar siempre en buenas relaciones entre los dos. ¿Qué te parece? Lo que me pasa es que no siempre estoy con ganas de verte o de hablarte.
Tú me comprendes y sabes que muchos días no tengo ganas de nada... ¡Estoy insoportable!
Hoy deseo decirte que no hagas caso; conoces de sombra mi nombre; llámame, sonríeme, dime algo.


A mi hermana en la Fe, Mercedes,
en el día de su onomástica.






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