Martes XXI del Tiempo Ordinario
Dios está entre las búsquedas de lo esencial. A Dios le buscamos todos.
Es una pregunta de algún modo eterna. Con distintos ecos para el creyente y para el no creyente.
Es una pregunta que ha veces es racional, y otras muchas es emotiva.
Ponemos en juego anhelos, miedos, un deseo primero visceral, muy humano, de transcendencia para el más allá, y de sentido para el más acá.
Esa búsqueda, para el creyente, es a veces dolorosa. Porque la fe se trenza entre la duda y la certidumbre, entre la presencia de una veces y la ausencia de otras.
Es la búsqueda intrépida del explorador que avanza por terrenos nuevos, y la búsqueda desesperada del que hambrea un mendrugo para sobrevivir.
A veces uno se enfada con Dios por no ponérnoslo más fácil. Pero la búsqueda es parte de la existencia.
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