Domingo XX del Tiempo Ordinario

 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
Jn 6, 51-58

¿Para qué somos sociales si no para compartir todo con los demás? Nos une la carne, la sangre, el paisaje, el trabajo, la lengua... Cuando nace la solidaridad, se despierta la conciencia. La solidaridad habla, grita, afronta el sacrificio. Entonces, la carga del prójimo se hace nuestra. Y también nuestra fragilidad necesita de los demás. La solidaridad es siempre reciproca y enriquecedora.

sor Isabel Carretero Gimeno, CRSS;
en Anástasis nº4, pág. 98


A sor Isabel, CRRS;
en el día de su cumpleaños.

Feliz domingo

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