Sábado XIV del Tiempo Ordinario
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
Mt 10, 24-33
Los cristianos que sufren persecución en diferentes situaciones minoritarias pertenecen a distintas iglesias y tradiciones, pero son perseguidos principalmente a causa de que su fe pública suscita oposición. Su identidad eclesiástica es definitivamente secundaria. Más que su adhesión a una iglesia (cualquiera que sea) lo que primero importa es su fidelidad a Cristo y su Evangelio. Es su fe personal como seguidores de Jesús lo que incita a la persecución contra ellos. En el mundo global, las distinciones puramente denominacionales y las complejidades ecuménicas tienen muy poco sentido. El corazón del asunto es el corazón del Evangelio.
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