Miércoles XV del Tiempo Ordinario

 

Has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños
Mt 11, 25-27

    Nos damos cuenta de que necesitamos hacer silencio en nuestras vidas, pararnos más y entrar en nuestro interior: pero no acabamos de encontrar los tiempos y los modos.
    Parece que algunos han sido capaces de reservar, cada día o cada semana, algunos momentos, solos o en grupo; y dicen que merece la pena y que con el tiempo experimentan más hondura en sus vida.
    ¿Será verdad? ¿Cómo saberlo? La mejor manera es… ¡haciendo la prueba!
    Incorporemos un nuevo hábito de comportamiento en nuestra vida durante un tiempo prudencial (no demasiado corto), después evaluemos el resultado; es posible que lo que a unos les viene bien a otros no.
    ¿Cómo saber lo que me conviene en mi caso? Probemos y… veamos; y entonces… lo sabremos por propia experiencia; eso sí, sin prejuicios: ("no sé para qué pruebo si ya sé de antemano el resultado").
    Es importante encontrar espacios de serenidad, aunque sean breves.
    En lo más cotidiano podemos hallar momentos y lugares que invitan al encuentro con uno mismo.
   Hagamos la prueba: no hay nada como la propia experiencia; y en ese silencio nos oiremos mucho mejor.





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