Martes XV del Tiempo Ordinario

 

¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!
Mt 11, 20-24

    En muchas ocasiones Dios, para el creyente, para el cristiano es un valor confesado, de buena voluntad, pero no es un valor vivido. De aquí la falta de admiración, de alegría, de enamoramiento, de pasión, de seducción, de amor, de renuncia, de gratitud en nuestra vida cristiana.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Va de libros

Música para el domingo de Pentecostés

Orar por los difuntos...