Martes XIV del Tiempo Ordinario

 

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
Mt 9, 32-38

    Dios de bondad, te doy gracias por las comunidades que has puesto en mi vida: la comunidad de mi familia, en la que me siento seguro y sostenido, la comunidad del grupo que me apoya y la comunidad de la Iglesia a la que me has incorporado.
    Sé que no estoy solo, sino protegido por los demás. En la comunidad puedo comunicar mis experiencias.
    Siento a veces muy cercana tu presencia, Dios de bondad, que no he sido abandonado en mi deseo de ti.
    Hazte presente en nuestras celebraciones litúrgicas para que te sienta como el fundamento que nos sostiene, como el cemento que nos mantiene unidos y como el Dios que da sentido a nuestra vida.


A mi hermano en la Fe, Gonzalo,
en el día de su cumpleaños.

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