Sábado X del Tiempo Ordinario

 

Yo os digo que no juréis en absoluto
Mt 5, 33-37

No desistes, Señor, sigue insistiendo en venir a nosotros, en hacerte vecino del dolor y de la lagrima.
Ven cada mañana, nunca dejes de acercarte.
Sucede que la arcilla es así, que está rajada de añoranzas y de amor, y nuestro cántaro se nos queda sin sol, se cuela el agua hacia ti.
Sigue empeñado, a pesar de nosotros y la aurora, viniendo a nuestra sed.
Llegará un día en que todo estará como tú quieras.

Valentín Arteaga y Sánchez-Guijaldo



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