Miércoles II de Pascua
Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él
Jn 3, 16-21
Tú, sol de la mañana, ya sabes lo indeciso que soy.
Tú me conoces bien, cómo te amo,
cómo amo la luz que tú das y eres,
cómo solo en ti encuentro apoyo y sentido.
cómo amo la luz que tú das y eres,
cómo solo en ti encuentro apoyo y sentido.
Pero también sabes cómo me dejo engañar por lo que es más fácil,
cómo prefiero cerrar los ojos para que tu luz no me despierte.
cómo prefiero cerrar los ojos para que tu luz no me despierte.
Con confianza vengo a pedirte: ¡Brilla siempre con más fuerza en mí!
Comentarios
Publicar un comentario