Viernes IV de Cuaresma
Intentaban agarrarlo, pero no había llegado su hora
Jn 7, 1-2. 10. 25-30
Tú, Señor Dios, no eres como te imagino.
Eres más grande que mis prejuicios y mis miedos.
No encajas en mis esquemas ni manipulaciones.
En verdad, para verte, tengo que mirar a Jesús.
En Jesús, a quien nos enviaste, tu Hijo amado y nuestro hermano,
está tu rostro y la posibilidad de alcanzar tu luz.
A mi madre en el día de su onomástica,
en el cielo...
en el cielo...
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