Lunes de Pascua

 

EN aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Mt 28, 8-15

Donde quieras que estés, Jesús resucitado, yo iré a tu encuentro.
Llámame a la Galilea,
a las familias desavenidas,
a los corazones deprimidos,
a los jóvenes con miedo al futuro...
Iré para estar contigo.
Y allí, donde nos encontremos, tu luz brillará en mí
¡Y será fiesta!


FELIZ PASCUA ¡ALELUYA, ALELUYA!

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