Viernes II de Cuaresma
Este es el heredero: venid, lo matamos
Mt 21, 33-43. 45-46
Dios de la vida, cada acto de violencia en este mundo,
en nuestras comunidades,
entre yo y los demas,
desfigura tu creación.
Despierta en mí un respeto renovado por toda la vida.
Purifica mi mirada para que pueda ver tu presencia en cada ser humano,
incluso en los que me resultan desagradables.
Haz posible lo imposible, hazme creer en un amor que cura,
en un perdón que nos permita superar el ciclo interminable de la venganza.
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