Federico García Lorca 1898-1936 EUSEBIO MARTINEZ BETETA (Jaca, 1967) A Federico García Lorca ¡Lo han fusilado! ¡Qué triste! Negros canes de la muerte sin parar de aúllan, el aire huele a pólvora, a salitre, a miedo, sudor y amargura. El cielo se ha quedado sin estrellas, no han querido ser cómplices, ni iluminar con luz certera, a asesinos tan viles. La luna ha ido a lavarse, a la fuente, su manta de azabache manchada con la sangre de un inocente. Han fusilado a Federico, al poeta de Granada, aquel que la llevó al río creyendo que era casada. Hoy le han llevado al barranco, donde tantas veces jugaba, a ser poeta entre nardos, a entender la desnudez del alma. Durante unos segundos de dolor, la tierra ha enmudecido, ha contenido la respiración, sin poder creer lo que ha visto. Bernarda de Alba ha dejado sus bodas de sangre y de Yerma acompañada, ha ido a enterrar su mustia carne. Nadie lo ha encontrado, dicen que está en una fosa común, donde se esconden muchos pecados,...
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