Sábado I del Tiempo Ordinario

 

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores
Mc 2, 13-17

    Dios se trae algo. Una reforma, una revolución, un avivamiento está tomando lugar en cada rincón del mundo. Como suele suceder, aquellos que son justos a sus propios ojos son los que están ciegos al movimiento de Dios justo frente a sus ojos. Por otro lado, para quienes tienen ojos para ver y oídos para oír, parece que los mejores días de la Iglesia están por delante, una era donde una vez más empecemos a reflejar la visión inclusiva de Jesús en el mundo.



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