Lunes II del Tiempo Ordinario

 

El esposo está con ellos
Mc 2, 18-22

    Señor, a veces nuestro cristianismo es un canto monótono, desmotivado, con poco brillo, sin vitalidad ni compromiso.
Nuestro vivir es fragmentario, introvertido, autorreferencial y distraído ¿Qué es lo que nos falta?
Creo que en el fondo todos lo sabemos. Nos falta mirar el rostro de Cristo.
Una experiencia cristiana que nace de la contemplación de Jesús es completamente diferente de un traer hipotecado el corazón en motivaciones secundarias que nos descentran.
Digo que ni a nosotros nos satisface, ni da fruto para nadie.
Necesitamos una mirad que tenga realmente consistencia de salvación.
El encuentro de la Iglesia con Cristo es el fundamento propio de la Iglesia.
Es lo que nos permite ser. 



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