Jueves II del Tiempo Ordinario

 


Los espíritus inmundos gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios",
 pero él les prohibía que lo diesen a conocer
Mc 3, 7-12

No dejes que los fantasmas invadan tu morada. Ciérrales bien la puerta a los pensamientos negros,
a las tristezas, a las angustias, a los miedos,
para que no turben la paz de tu alcázar con guerras intestinas.
Nunca los escuches, aunque digan que te quieren hacer confidencias interesantes.
Si los oyeses, te convertirían en victima de sus maleficios.
Mira bien que no se filtren por los resquicios de tu pereza o de tus cavilaciones.
Y si han entrado, échalos sin cortesía alguna.
Ten siempre la puerta de tu casa abierta a la luz de Dios y cerrada a los fantasmas de la noche.

Manuel Marín Triana, 1899-1981

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