Lunes XX del Tiempo Ordinario
Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo
Mt 19, 16-22
¿Para qué somos sociales si no para compartir todo con los demás? Nos une la carne, la sangre, el paisaje, el trabajo, la lengua... Cuando nace la solidaridad, se despierta la conciencia. La solidaridad habla, grita, afronta el sacrificio. Entonces, la carga del prójimo se hace nuestra. Y también nuestra fragilidad necesita de los demás. La solidaridad es siempre reciproca y enriquecedora.
sor Isabel Carretero Gimeno, CRSS;
en Anástasis nº4, pág. 98
A mi hermana en la Fe, sor Isabel, CRRS;
en el día de su cumpleaños.
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