Miércoles IV de Cuaresma
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida,
así también el Hijo da vida a los que quiere
Jn 5, 17-30
Dios del amor,
escucha el grito de las familias rotas,
de los solitarios, de los rechazados.
Dios de la justicia,
oye la llamada de los perseguidos,
de los maltratados y oprimidos,
de los maltratados y oprimidos.
Dios de la paz,
presta atención al llanto
que viene de los estados fallidos,
de los inocentes presos del pánico, bombardeados.
Dios de la curación,
atiende las peticiones de los que sufren,
de los frágiles, de los oprimidos.
Dios de misericordia,
abre tu corazón a los arrepentidos,
a los que se entregan en tus brazos.
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